Hablar de educación y ocio es hablar de valores, civismo y convivencia. La educación es el elemento de socialización más potente que tenemos; la educación entendida no solo como el aprendizaje de unos contenidos e informaciones, sino como una manera de entender las personas y el desarrollo humano.
La educación es un proceso relacional constando entre personas que interactúan en un entramado social compartido. Se educa desde las familias, desde la escuela, pero también desde las entidades, en la calle… Todos somos agentes educativos y todos nos educamos a lo largo de las nuestra vida. Promover esta visión educativa, hacer tomar conciencia del potencial educativo de cada agente, compartir objetivos y coordinar esfuerzos es, por lo tanto, la manera de dotar de una intencionalidad al proceso educativo para lograr una sociedad más justa y respetuosa.
El ocio es la actividad que realizamos por el placer de realizarla y, muy dirigido y utilizado, tiene un potencial inmenso por el desarrollo de las personas, ya sean niños, jóvenes, como adultos y gente mayor. Incidir en los valores y los aprendizajes que se pueden trabajar a través del ocio es una oportunidad que no se puede dejar escapar.